"Me daba cosa porque fue un caballero, pero si lo tenía que matar lo mataba", declaró Carlos Rubén Darío Ruiz. Esas palabras, tan opuestas son parte de un discurso de un boxeador después de molerse a golpes contra otro ser humano. "Bad Boy" retuvo el título mosca latino de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) al derrotar al dominicano Diego Pichardo, por puntos en decisión unánime en un colmadísimo club Floresta.
La caballerosidad y el instinto asesino se mezcló en el festejo de Ruiz, que fue más punzante en los 10 rounds que duró el combate. En el primer round conectó un gancho al hígado y eso bastó. Pichardo cayó y el contraste de su piel morena con sus ojos enrojecidos lo delataron aun más que sus gestos físicos: le faltaba el aire.
La acción de "Bad Boy" fue casi letal. No le hizo falta matarlo, sino desgastarlo y, de paso, regalarle un espectáculo boxístico a las miles de personas que disfrutaron del festival gratuito. "Todos los rounds los gané. Después del primero sabía que era mío, nunca dudé que iba a ganar. Estaba cansado, pero sabía que con la cancha (sic) que tengo podía ganar", reconoció Ruiz.
Si bien desde el arranque el campeón dominó la pelea, la oportunidad de concretar el nocaut no la pudo construir con claridad. "Era muy pícaro ¿no te diste cuenta?", contestó ante la pregunta de LG Deportiva sobre si buscó ganar por la vía rápida. Hay que darle la razón porque "La Pantera" escapaba en todo momento y pocas veces fue a buscar el triunfo.
Será por eso que "Bad Boy" sumó y sumó en cada asalto por eso llegar a las tarjetas no era una preocupación. Las tarjetas fueron contundentes: 99-90, 97-93 y 97-92. Ahora "Bad Boy subió su foja a 17 victorias, con dos derrotas y un triunfo más que lo acerca a su gran objetivo. "Necesito pelear por un título del mundo", pidió Ruiz. La victoria ante Pichardo lo pone más cerca.